COLOMBIA (AndeanWire, 21 de Noviembre de 2013) Por Andrea Pardo, Coordinadora Comercial ERP de Softland Colombia
Actualmente existen diversos sistemas de gestión cuya adecuada implementación permite a las empresas mejorar la productividad y ganar competitividad en el mercado. Al momento de elegir estas soluciones es fundamental tener en cuenta el tamaño de la compañía y sus necesidades concretas: una pyme presenta objetivos y problemas distintos a los propios de una gran empresa. Por ello, antes de tomar una decisión, es preciso determinar cuáles son los puntos críticos que requieren la ayuda de un ERP.
El tamaño y estadio de crecimiento de la empresa debería guiar las decisiones del sistema de gestión a escoger. A continuación se brindan recomendaciones para cada una de ellas:
• Pequeñas empresas
Si el objetivo es estandarizar los procesos de trabajo, se debe tomar un enfoque orientado a soluciones e identificar cuáles son los problemas a resolver con el nuevo software, ya que, una solución demasiado modernizada podría causar problemas a la organización en lugar de ayudarla a avanzar.
En estos casos se recomienda la utilización de un software de gestión estándar que posee funciones predeterminadas para la gestión empresarial, donde el usuario no puede realizar modificaciones o mejoras a la medida de sus necesidades. Cabe destacar que si bien este software es recomendable para empresas pequeñas con escaso personal, se trata de una herramienta que no puede ir creciendo a la par de la compañía.
Es necesario tener en cuenta que en esta clase de empresas, con una cultura organizacional basada en métodos tradicionales, el cambio puede ser recibido con reticencia por parte de los integrantes, con lo cual es necesario trabajar este tema para evitar eventuales inconvenientes.
• Medianas empresas
Si la firma se encuentra en pleno desarrollo, cada cambio que haga en su estructura modificará las demandas posicionadas en el software. En este sentido, la solución para gestionar el negocio debe adaptarse al modo de trabajar de la empresa y acompañarla a lo largo su evolución. Estas organizaciones generalmente optan por un sistema ERP cuando reconocen que ya no pueden mantener bajo control las operaciones y desean reducir el gasto de tiempo y dinero que destinan en procesos manuales, mediante la automatización y profesionalización del negocio.
En esta etapa, y ante el dilema de seleccionar un sistema ERP que sobrepase los requerimientos o que se limite a resolver las necesidades básicas del momento, se debe identificar en la empresa lo que realmente se necesita cubrir. En estos casos, se recomienda optar por un sistema ERP flexible que acompañe el crecimiento y con el que puedan comprar e implementar módulos adicionales cuando sean necesarios.
• Grandes empresas
Presentan menos transiciones pero poseen necesidades más complejas y operacionales. En estos casos se debería buscar un software totalmente personalizable, es decir, una herramienta de gestión flexible que se adapte a la propia empresa y esté hecho a su medida, en base a la manera en que la organización desea llevar adelante sus procesos. Compuesto por un módulo general donde se reflejen todas las operaciones, al mismo se le pueden agregar módulos que complementan las funciones del programa a fin de adecuarlo a la gestión de la empresa.
Una solución de este tipo permite ser modificada a lo largo del tiempo de acuerdo a los cambios que se produzcan en relación a las necesidades y prácticas comerciales.
Para mejorar su performance, las empresas buscan productos que se adapten a sus necesidades, tamaño y niveles de complejidad de los procesos de negocio. Las soluciones ERP responden a los parámetros de flexibilidad y escalabilidad y acompañan el crecimiento. Por eso, el software más apropiado debería responder a las necesidades específicas del tamaño de cada organización, ya se trate de empresas con procesos de negocios complejos o de firmas que buscan obtener un mayor grado de maduración acompañadas de un sistema de gestión.
Implementar tecnologías efectivamente obliga a cambiar las formas de administrar los negocios por otras prácticas adaptadas al volumen de cada empresa. Es fundamental que la herramienta acompañe el crecimiento, se adapte a los cambios que ésta sufre y sea flexible ante cualquier requerimiento.